Las chucherrías son para el invierno

Lo que nos lleva a las churrerías son el frío y las barracas. A falta de frío, las barracas ya no nos divierten tanto, la verdad. Así que esperamos al frío de otoño sin demasiado entusiasmo. Mientras lo mismo escuchamos algo de Adele, de Arcade Fire o de Norah Jones, ánimos sosegados, y nos dejamos llevar por la tibia tarde y nos metemos en cosas que en el fondo no nos importan demasiado como lo último de Fassbender (con ese nombre no tardará en ser imprescindible en las noticias de cine), el trayler de Underground o los fallos de Blackberry por un conmutador. La tarde de la Hispanidad al fin y al cabo.