jueves, 20 de octubre de 2011

Poderes híbridos

Ayer leo una entrevista a Enric González en el magazine cultural Jot Down (o "Cultural Magazine" según reza en la portada para el público global) y tras el habitual orgasmo, fascinación y admiración postlectura de cualquier cosa relacionada con este gran periodista pienso que además es un gran tipo. El tipo de profesional, que es necesario en cualquier redacción medianamente seria, alguien que diga elegantemente lo que nadie quiere decir, un compañero que te mire a los ojos y te diga que estás teniendo un punto ciego (o un agujero negro según la gravedad) que te está convirtiendo en un cobarde o en un animal, un antídoto de las conspiraciones de silencio que destruyen la confianza y enloquecen a los grupos humanos. Sobretodo porque él parece bastante consciente de sus propios agujeros negros, no hace gala de ello, pero se nota. Anda de lobo estepario, que no solitario, por Jerusalén, en una corresponsalía en la que hay mucho por escribir. Sinceramente pienso que a ellos les va bien tener a un periodista así por allí, y a nosotros también que él esté. Lo que nos llegue de allá, con el sesgo que él le pone, como todos, no es dios afortunadamente, tendrá fundamento pero sin fundamentalismos, algo que abunda mucho en el periodismo global éste en el que nos movemos.
Pero bueno también pensaba que me gustó mucho el blog, blog que no conocía, y que me pareció completo y de una factura impecable. Llena de gente interesante, adecuadamente acompañada con cosas inteligentes que contar, de las que te hacen pensar. Parece que no hay que irse al New York Times o al Guardian o al blog del Newsweek, Time, etc., para encontrar alta calidad.
En la entrevista de la que hablaba, Enric González habla a calzón quitado de muchas cosas (no tipo Eguiguren, que no habla de nada, sólo actúa un resentimiento personal elevándolo al escenario político para más acting), desde una distancia que le ha sentado bien y que, probablemente, le permite hablar con la tranquilidad que te da saber que lo que cuentes tardará en llegar, con poca fuerza. Lo que escribía en su columna de El País, teóricamente dedicada a hacer crítica del mundo de la televisión, brotaba y explosionaba como un obús en el mismo ombligo de su propia redacción, probablemente aquél no era su lugar, tampoco digo que éste en el que está ahora lo sea, y quizás no podía ser de utilidad para muchos de los que la leían, con estupefacción como yo muchas veces, y con indignación la mayoría (gran satisfacción en mi caso) porque denunciaba sin ambajes las incoherencias y miserias del periodismo y de los poderes "híbridos" (término acuñado por Duelista), donde los límites entre los medios de comunicación, el poder político y el judicial, están tan difuminados que la confusión de unos y otros está servida (sí, en este caso confusión es un eufemismo de perversión). Sus escritos rezuman transgresión, pero de esa que ayuda a pensar y estimula a participar, no de la que convierte en mierda lo que toca por ver la gracia o el escándalo que genera.
Él cuenta cómo frenaron la noticia de la corrupción del PSOE (allá por los 90) porque un político pidió que les dieran un par de días, probablemente adujeron que la seguridad nacional, o algo así, estaba en juego cuando sólo se trataba de lavar la mierda antes de que todo saliera a la luz, que por el amor que nos tenemos, que hoy por ti que mañana (15-20 años después) por el Bigotes, etc.... El caso es que el periódico paraliza la noticia y es la competencia la que se adelanta y saca el notición en la portada del día siguiente. Bueno, luego serán los otros con los de más acá y luego, pues eso, está todo lo que no sabemos y lo que, pobre pueblo llano y cateto, nunca descubriremos, al menos por los canales habituales (para descubrir determinadas cosas hay que ser "mayor" y haber vivido mucho, sino no te enterás, eso es verdad). Es en esos espacios de poder donde se cocinan muchas cosas y donde hay que estar bien orientado para no empezar a levitar y a creerte que cagas oro. En el fondo,  que haya cosas que queden en los lugares de decisión no me parece mal (conversaciones con ETA, estrategias políticas, poner y quitar a uno u otro), hay cosas que los padres no cuentan a sus hijos, por pura protección, y es verdad (lo de Eguiguren es como la mamá aprovechando a poner verde al papá cuando está fuera, una cosa entre fea y agresiva que destruye y confunde), lo perverso llega cuando lo que no nos cuentan es que nos están poniendo una zanahoria mientras nos atizan con el palo o que están metiendo la mano en el cajón, o, peor aún en mi opinión, cuando pretenden hacer ver que hay una separación de poderes exquisita y que cualquier parecido con el compadreo es pura coincidencia (a ver qué sacan de la investigación que están haciendo de varios bancos europeos sobre el euribor para ver si hay acuerdos previos o qué).
Otro buen ejemplo de poderes híbridos está en el Premio Planeta, sin desmerecer a los premiados, donde algo disfrazado de premio-reconocimiento a la calidad literaria es una clara estrategia comercial sin precedentes a ojos de todos que, a nuestra vez, tragamos con el engaño como parte del asunto, incluídos los Príncipes que, como leo en Lector Iracundo, allí estuvieron bendiciendo el show.
Pues eso, enhorabuena a los premiados.

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